El ser humano por naturaleza es un ser social, necesita de los otros para desarrollarse y aprovechar al máximo sus capacidades, las cuales le permitirán adquirir mayores habilidades y destrezas; de este modo, en este proceso de desarrollo, debe estar rodeado de otros que a su vez hayan aprendido la manera adecuada de relacionarse con los demás y promuevan estos aprendizajes en las generaciones siguientes. Teniendo en cuenta lo anterior, se debe aclarar que se entiende por «capacidad”, por «ciudadano”, comprender qué es «ciudadanía” y cómo a través del desarrollo de la sensibilidad y el manejo emocional es posible promover una mejor convivencia.
En este sentido, Capacidad se refiere a los recursos y actitudes que tiene un individuo, entidad o institución, para desempeñar una determinada tarea o cometido,Ciudadano se refiere a aquel que pertenece a la ciudad o sus habitantes, o relacionado con ellos, Ciudadanía es la condición que reconoce a una persona una serie de derechos políticos y sociales que le permiten intervenir en la política de un país determinado.
Aquí, es muy importante recalcar que el ejercicio de los derechos también está ligado al cumplimiento de los deberes y la sana convivencia está ligada al deber moral, que es aquel que está relacionado a los comportamientos o actitudes humanas respecto de la escala de valores y antivalores. Esto frente a la convivencia nos conduce a interiorizar un principio, el de «hacer lo correcto por encima de lo conveniente”.
Precisamente por ser la convivencia ese espacio en el que se demuestra de lo que se es capaz como ser humano y cómo se ha desarrollado esa sensibilidad y manejo emocional, relacionada a la forma de relacionarse con el otro y ejercer los derechos propios respetando los derechos de los demás; ésta se convierte en definitiva en uno de los pilares de la educación y se constituye en una meta a procurar desde los propósitos de la SED, al interior de las instituciones educativas.
A partir de allí, específicamente desde la SED, se propone que los estudiantes de las instituciones educativas del distrito entre los grados 5° a 11° potencien estas capacidades, es decir demuestren que son hábiles para convivir, ya que se da por sentado que «pueden” pero no han interiorizado que «deben” y ello lo manifiestan en sus continuas dificultades de convivencia.
Algunos de los objetivos principales de la educación para la ciudadanía y convivencia son, autorregular la emocionalidad, practicar el buen trato interpersonal y colectivo a través de la asertividad y el cuidado mutuo, el trato digno en las relaciones interpersonales, grupales y colectivas con las personas de nuestra familia, escuela, grupo, comunidad y barrio. Además, desarrollar sensibilidad (empatía) y conmover a los ciudadanos con las situaciones de vulneración de derechos, la negligencia en el saber cuidar, las injusticias, las inequidades, el abandono, el descuido del bien común o bienes públicos; en resumen se busca con ésta, que como seres humanos sea posible integrar en primer lugar las motivaciones personales y colectivas con las necesidades de actuación social, animando y motivando a sus pares y otras personas a responder creativa y solidariamente ante urgencias sociales de sus contextos cercanos (barrio y ciudad), y por en segundo lugar, reconocer y agenciar sentimientos y emociones colectivas respecto al entorno para fortalecer los vínculos de afecto y de cuidado con las familias, amigos y amigas, vecinos y vecinas.
Sin embargo, para alcanzar estas metas al interior de las instituciones educativas, es necesario modificar las formas de relación, puntualizando en conductas observables que sean constantes en el trato entre docentes, estudiantes, padres de familia y demás miembros de las comunidades educativas, practicando adecuadamente la empatía, la asertividad y el respeto, de manera que se contribuya a ser más tolerantes y construir vínculos adecuados que permitirán interactuar de forma correcta a pesar de las diferencias.
La empatía debe practicarse en todas direcciones y niveles de relación, como pares, como autoridades y como sujetos a autoridad, entendiendo que desde cada posición la persona debe brindar un trato digno a cada persona, entender su punto de vista y su comportamiento evitando hacer juicios de valor apresurados, proponiendo alternativas que permitan darle a cada persona el lugar que se merece, no solo poniéndose en los zapatos del otro sino «caminando parte de su camino” para reconocer sus condiciones y sus potencialidades.
La asertividad debe entrenarse para desarrollar las habilidades que la caracterizan, es decir aprender a decir no (sin herir y sin caer por la presión de otros), defender mis derechos de forma adecuada, sin maltratar, sin ser pasivo ni agresivo, además de respetar los derechos de los demás y cumplir; iniciar conversaciones y mantenerlas en una interacción positiva para demostrar a los demás que son importantes y necesarios, para que al final no se sientan utilizados ni rechazados y mucho menos vulnerados.
La mejor manera de desarrollar equilibrio emocional es ser paciente, expresivo, tolerante y desarrollar dominio propio, es decir capacitarse para ser menos impulsivos y reactivos, aprender a controlar las emociones, para conocerse amplia y profundamente a nivel emocional, reconociendo que éste equilibrio, hace que la relación consigo mismo y con los demás sea positiva o negativa; por ello es necesario estar dispuesto realizar los cambios que sean necesarios para mejorar el trato con los otros.
Finalmente para poder ser sensible ante la necesidad del otro, es importante reconocerlo como igual, tratar a los demás como se desea ser tratado; y es aquí donde la afectividad regula la interacción ya que no es posible brindar un trato adecuado cuando no se reconoce la necesidad de promover el bienestar ajeno, es decir si no se cuida del otro y se es capaz de preocuparse por su calidad de vida, no se puede generar acciones y conductas que le demuestren que aquel, es importante y necesario. Sin duda se debe estar dispuesto a restaurar las relaciones, si se ha herido o maltratado a las personas que nos rodean, con el firme compromiso de afectarlas lo menos posible y brindarles apoyo cuando lo necesiten, permitiendo que se generen vínculos positivos que promuevan un desarrollo social y así, crecer de la mano con los otros con el afecto como base, el bienestar mutuo como propósito y el brindar sana convivencia como derecho y deber.
Referencias
http://alo.co/salud-y-bienestar/matoneo-en-colombia
http://www.elespectador.com/noticias/educacion/el-pais-pionero-convivencia-escolar-articulo-457485